De acuerdo con Jeremy Holmes y Alberto Pérez Albéniz (2000), parece ser que las diferentes técnicas de meditación pueden ser clasificadas de acuerdo a su enfoque. Algunas se enfocan en el campo de la percepción y la experiencia, también llamada de conciencia plena (mindfulness en inglés).
Las técnicas de aproximación a la meditación varían desde las que se
basan en observar la respiración, en visualizar algún pensamiento positivo o
imagen inspiradora, enfocar algún objeto o imagen (como un mándala), las
invocaciones, hasta las que se basan en tipos de compleja «alquimia
espiritual».
También existen las meditaciones sin objeto, desenfocando la tensión
mental. Además de lo descrito antes sobre el pensamiento en la meditación,
durante ésta se puede dejar fluir libremente las imágenes mentales, sean claras
o confusas, como cuando se está a punto de conciliar el sueño.
También se puede dejar fluir las sensaciones, emociones, impulsos y
energías corporales, normalmente sin intervenir en ellas, pero tampoco
dejándose llevar o enredar, de manera que muestran finalmente una tendencia a
reordenarse por sí solas; aunque existen métodos de reflexión y técnicas de
concentración en que la conciencia las puede manejar.
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