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Vive el momento


¿Hacia dónde vamos?, ¿Cuáles son los caminos por recorrer?, ¿Cuál es nuestro destino final?, ¿Qué pasará mañana?…Todas estas son interrogantes válidas, inherentes al ser humano; sin embargo, tan menudo dejamos que estos cuestionamientos existenciales nos absorban y entonces la vida se nos escapa, el presente se nos escurre, y así las pequeñas alegrías y las experiencias del ahora tristemente resultan invisibles.
Esforcémonos por silenciar nuestro repertorio de preocupaciones, solo así podremos vivir el hoy y dejar de existir mentalmente en las rutas del pasado o del futuro. Hacer planes, establecer metas, crearnos un mapa, es importante -ello le da forma y orden a nuestra vida- pero no podemos vivir solo pensando en lo que haremos mañana, en lo que pasará o vendrá, porque para poder albergar un poco de paz y de felicidad en nuestro corazón tenemos que parar, sí, parar, y apreciar el presente, lo que somos, lo que tenemos ahora, los milagros del amanecer, las sonrisas de los seres queridos, y los pequeños logros a través del día.
Cuan a menudo nos enterramos vivos en pensamientos abrumadores y nos olvidamos de valorar aquello tan obvio y tan simple pero al mismo tiempo tan vigente y extraordinario; como por ejemplo, el aire que nos permite vivir cada vez que entra en nuestro cuerpo, la inmensa belleza gratuita de los atardeceres, las hermosas flores al paso, los susurros de la noche y sus estrellas, la voz de un ser amado, la compañía incondicional de un animalito.
Ya basta, no permitamos que nuestras horas se marchen sin haberlas abrazado; hagamos que las preocupaciones de los “hacia dónde vamos” se conviertan en las alegrías de los “donde estamos ahora”. Todo es cuestión de decidir vivir el día de hoy. Es una elección personal y es tuya, nadie puede hacerla por ti.