Tu vida, si es que has de encontrar paz interior, debe ser hacia
fuera de ti mismo, debe ser de servicio. Debe ser dar, no recibir. El cuerpo,
el deseo, el pensamiento y las motivaciones que mueven tu vida deben estar
resplandecientes y puros, porque cualquier motivo que contribuya a
corromperlos, te corrompe a ti mismo.
Estas son las cuatro purificaciones que te guiarán a tu propia paz
interior.
1. Purificación del templo del cuerpo.
¿Estás libre de todos los malos hábitos? ¿En tu dieta le das énfasis
a los alimentos vitales: frutas, granos enteros, legumbres y nueces? ¿Te
acuestas temprano y duermes lo suficiente? ¿Tienes bastante aire puro, sol,
ejercicio y contacto con la naturaleza? Si puedes responder "sí" a
todas estas preguntas, has andado un buen trecho hacia la purificación del
templo del cuerpo.
2. Purificación de los pensamientos.
No es suficiente hacer y decir las cosas correctas: necesitas
también pensar lo que es correcto. Los pensamientos positivos pueden
tener influencias poderosas para el bien. Los pensamientos negativos pueden
llegar a enfermarte físicamente. Asegúrate de que no existe ninguna situación
conflictiva entre tú y algún otro ser humano, porque sólo cuando has cesado de
albergar pensamientos hostiles lograrás la armonía interior.
3. Purificación de los deseos.
Ya que estás en este mundo con el fin de ponerte en armonía con las
leyes que gobiernan la conducta humana y con tu parte en el esquema de las
cosas, tus deseos deben enfocarse en esta dirección.
4. Purificación de las motivaciones.
Obviamente, tus motivaciones nunca deberán ser la codicia, o egoísmo
o el deseo de auto-glorificación. No deberías tener siquiera la motivación
egoísta de lograr la paz interior para ti. El rendir servicio a tus congéneres
debe ser tu motivación, antes de que tu vida pueda llegar a la armonía.

